
Mari Carmen Clemente Bas
Acompañante
Aunque Mari Carmen de nombre, desde hace unos cuantos años todo el mundo me conoce como Maika.
Nací en 1998 en Caudete, un pueblo de Albacete, rodeada de los que hoy en día considero mi familia. Gracias a la oportunidad de vivir en un pueblo he podido crecer al aire libre y cerca de la naturaleza en el campo de mis abuelos, donde he pasado muchos y remarcables momentos de mi infancia: hacer excursiones y descubrir nuevos lugares en familia los domingos, salir a buscar caracoles los días de lluvia, hacer rutas en bici las tardes de verano y luego refrescarnos en la piscina o jugar en la casita de madera que nos hizo mi abuelo.
Desde muy pequeña mi vida ha estado marcada por dos ámbitos los cuales considero que se entrelazan íntimamente: las artes y la educación. Siempre he tenido claro que la enseñanza era algo que me gustaba, y de pequeña fantaseaba con mi amiga sobre que de mayores tendríamos un cole-peluquería-veterinaria (teníamos hasta el nombre del negocio pensado) y dividir nuestro día para que nos diese tiempo a hacerlo todo. Por otro lado, a los 5 años pisé por primera vez una clase de danza sin saber que el baile sería una parte tan importante en mi futuro.
Cuando me hice más mayor me mudé a Albacete para continuar bailando en el conservatorio, mientras intercalaba mis estudios profesionales de danza clásica con el bachillerato (de artes, obviamente) y más tarde con el Grado de Maestra en Educación Infantil con mención en Pedagogía Terapéutica, donde terminaría de confirmar que la enseñanza hacia los más pequeños era a lo que me quería dedicar en el futuro.
En 2021 me mudé a Alicante para poder continuar mis estudios dancísticos, esta vez en Pedagogía de la Danza Contemporánea, mientras comenzaba a labrarme un camino profesional en la educación con trabajos variados como profesora de clases extraescolares, profesora de danza o cuidadora infantil y enriquecía mi formación con un curso para el aprendizaje de Lengua de Signos (algo que me encantó y que espero seguir desarrollando). Fue también durante estos años cuando tuve la oportunidad de viajar y conocer así a personas muy diferentes a mí y a los que me rodeaban: diferente educación, cultura, lenguaje, etc. Esto me animó a mejorar mi inglés para poder relacionarme mejor, algo que culminó con el desarrollo de una idea que llevaba años creciendo en mi cabeza: ser Au Pair. Aunque fue tan solo durante un verano, fueron 4 meses intensos de aprendizajes y vivencias junto a una encantadora familia irlandesa.
Al volver a España llegaron mis primeras oportunidades y experiencias como educadora/maestra, y me di cuenta de que la práctica no se asemejaba a todo lo que había estudiado en la carrera. ¿Dónde estaban las metodologías innovadoras?, ¿y la adaptación a los ritmos de cada niño? No fue hasta que me abrieron las puertas de espacioVIVO cuando me di cuenta de que realmente sí existen otros métodos de enseñanza, algo con lo que me sentí muy en sintonía desde el primer día. Aquí vi reflejadas muchas metodologías que había estudiado años atrás. Vi la maravillosa conexión y el trabajo con cada una de las familias y el respeto y libertad que se le da a cada niñx. Un espacio donde no solo se les acompaña a SER, sino donde también nosotras como acompañantes aprendemos de ellxs día a día.
Confío en que en espacioVIVO me encuentro en un lugar increíble en el que continuar aprendiendo, tanto profesional como personalmente.