Yaiza Pons

Mis inicios:

Soy Yaiza, nací en Elche en 1995. Crecí rodeada por una gran familia, mis recuerdos de la niñez giran en torno a un eje fundamental en mi vida, mi abuela, que cuidaba de mí y de mis primas, nos dedicaba todo su tiempo y nos enseñó valores fundamentales como el respeto y la tolerancia. Siempre tenía una sonrisa
en la cara, nos marcaba ciertos límites, pero de manera que nunca dejásemos de ser nosotras mismas.

Otro de mis grandes recuerdos infantiles es la estrecha conexión con la naturaleza, mis padres me enseñaron un profundo respeto por la misma. Cuando era niña, todos los veranos íbamos de camping, me encantaba ir a ver los ciervos, jabalíes y demás animales que se acercaban al recinto. Nunca me sentí tan libre como en aquella época, lejos del ruido de la ciudad, jugando con mis primos a ser exploradores, a encontrar caracoles o a buscar fósiles.

De pequeña me encantaba jugar con niños y niñas más pequeños que yo y con muñecos, me gustaba cuidarlos, hacerles el biberón, cambiarlos, etc. Pasé muchos años preguntando por qué no tenía ningún hermano o hermana, ya que siempre veía a amigas que los tenían y yo no, hasta que por fin mi mayor deseo se hizo realidad y cuando tenía 9 años tuve una hermana pequeña. Tener una hermana, aparte de un gran cambio en mi vida, fue algo muy especial. La cuidé siempre que mis padres tenían que trabajar, disfrutaba llevándola al parque y ayudándola con los deberes. Cuando llegué a bachillerato no tenía claro el rumbo que quería seguir en la vida, decidí estudiar dirección de cocina, aunque pronto me di cuenta de que aquello no era para mí. Me sigue encantando cocinar, pero me gusta hacerlo para la gente que más quiero y no bajo presión en un restaurante. Una de mis tías me aconsejó que probara a estudiar Educación Infantil, ya que siempre me habían gustado los niños y las niñas y me sentía bien rodeada de ellos, por lo que sin pensarlo emprendí ese camino y en 2018 me gradué en Técnico Superior de Educación Infantil. 

En esos dos años estudiando disfruté muchísimo aprendiendo sobre las etapas de desarrollo, sobre cómo acompañar a través del juego, etc. El momento culminante de mi aprendizaje fue la realización de las prácticas en una escuela libre-viva. En ese momento todo cobró sentido y tomé verdadera conciencia de en qué clase de escuelas quería trabajar a lo largo de mi vida. En 2019, finalizados mis estudios, emprendí una mudanza a Reino Unido, donde trabajé y conviví con una familia con dos hijas y un hijo. Esta familia criaba de una forma respetuosa a sus hijos y me hicieron partícipe de todo el proceso durante el año que estuve con ellos, no solo como una trabajadora, sino como parte de su familia.

Más tarde, trabajé en una escuela infantil en Dublín y en otra en Reino Unido. En estos lugares, además de mejorar y afianzar mi nivel de inglés, volví a comprobar que estar con niños y niñas me hacía feliz, que quería trabajar con ellos, pero no siguiendo cánones arcaicos, sino acompañándolos de forma respetuosa, donde ellos fueran los protagonistas y pudieran tomar sus propias decisiones. Aún, estando en Reino Unido, conocí Espacio Vivo fui a visitarlos un par de veces y pude charlar con Cynthia. Nada más poner un pie allí me sentí viva, llena de colores, se podría decir. Vi un espacio que respeta y acompaña en todo momento a las niñas y a los niños y por eso mismo crecen felices y libres de ser ellos mismos