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Angèle Duverne, acompañante

Angèle Duverne

Acompañante Espacio Vivo School.

Mis inicios:

Soy Angèle, nací en Lyon en 1997. Crecí en medio de viñedos y llanuras en el campo, cerca de Lyon. Viví un año en Inglaterra cuando tenía 13 años y fui a un colegio internacional. A los 17 años me fui a Lyon a estudiar Literatura Moderna, con especialidad en profesorado de Primaria y Ciencias de la Educación.

Crecí escuchando las historias de los viajes de mis abuelos en España, de mis padres por el mundo; conocí a gente con diferentes historias y diferentes culturas. Veía a mi hermano irse de aventura al otro lado del mundo y volver enriquecido de valores a través de las diferencias culturales que había vivido. Es sin duda este contacto con la interculturalidad, con los viajes y la curiosidad de lo que ocurría fuera de Lyon y de mi pueblo lo que me ha traído aquí, a España.

Como amante de los diccionarios y del piano, solía escribir en un cuaderno “una lista de consejos para la futura Angèle ». Estaba convencida de que, una vez me hiciera adulta, olvidaría cuáles son las sensaciones, las preocupaciones y las necesidades de una niña: «No olvides que somos más pequeños que los adultos y que es más agradable que un adulto se siente en una silla para hablar contigo»; «este ejercicio de escribir un poema con toda la clase fue divertido y lo disfruté mucho y creo que los otros niños también. Nos reímos mucho y nos relacionamos. Lo volveré a hacer cuando sea adulta », fueron algunas de mis anotaciones.

Seguramente porque crecí con esta lista de consejos y siendo la hermana mayor, el trabajo con los niños era obvio para mí. Me encantaba el contacto con los niños, me encantaba aprender y me encantaba enseñar lo que aprendía.

Crecí en diferentes escuelas, experimenté diferentes metodologías, estudié teniendo la vivencia del sistema educativo inglés y del francés, del sistema educativo de un colegio en un pequeño pueblo y del sistema educativo de un instituto internacional de la ciudad. A los 17 años empecé a trabajar paralelamente a mis estudios como animadora en diferentes lugares.

He evolucionado profesionalmente gracias a estas diferentes formas de considerar la educación, enriqueciéndome con diferentes proyectos pedagógicos y educativos, leyendo cada vez más libros de educación alternativa, visitando cada vez más escuelas y estructuras innovadoras.

Hice una formación en lengua de signos francesa, trabajé en un colegio bilingüe LSF y me sumergí en la comunidad sorda de Lyon durante dos años. Creo que fue en ese momento cuando decidí querer formar parte de un tipo de educación diferente, que fuera accesible, que se adaptara a la persona, y que respetara las etapas y necesidades de cada uno.

Al final de mis estudios, en 2020, decidí irme al extranjero. Elegí España por el contacto de la cultura española que tenía mi familia. Me presenté a un programa de auxiliar de conversación y acabé aquí, por casualidad, en Elche, a pocos kilómetros de los orígenes familiares de mi madre, a pocos kilómetros del destino de luna de miel de mis abuelos.

Trabajé durante un año como auxiliar de conversación de francés en una escuela. Me enamoré de Elche, me sentí rápidamente como en casa. Había encontrado mi lugar, mi hogar, y lo sabía. Aprendí español poco a poco y me enriquecí cada día descubriendo esta nueva cultura.

Sin embargo, no me gustaba mucho mi trabajo. No me identificaba con los valores de la escuela donde trabajaba ni con las opciones pedagógicas de ésta. Tampoco con la forma de interactuar con los alumnos, así que cuando terminó mi contrato, busqué otro trabajo. Necesitaba encontrar algo que tuviera sentido para mí. Buscaba un lugar que coincidiera con mis valores, con mi forma de pensar en el acompañamiento, en la escucha,…en definitiva, con mi forma de entender la infancia.

Cuando buscaba información sobre diferentes asociaciones e iniciativas en la ciudad, encontré Espacio VIVO. Espacio VIVO es ese lugar que encontramos en nuestra vida donde todo cobra por fin sentido. Al menos, ese es el efecto que tuvo en mí. En las primeras interacciones con Cynthia, en los primeros momentos de observación, en los primeros días de trabajo, supe que había encontrado el lugar que buscaba: un lugar que respeta al niño, su desarrollo y su personalidad. Los valores de Espacio VIVO, las personas que trabajan en él y, finalmente, sobre todo, los niños que dan vida a este espacio, que crecen aquí libres, felices, escuchados y respetados, me confirman cada día que nunca podría haber encontrado un lugar que tuviera tanto sentido para mí.

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